La parábola del carnicero y el filósofo analítico
El siguiente fragmento pertenece
al material de Robert Paul Wolff:
“Un concurso fue anunciado para ver quién podía hacer el
mejor trabajo cortando un pedazo de carne. El juez fue anunciado como un chef
famoso que había ganado dos estrellas Michelin. Atraídos por el premio, una
carnicera y un filósofo analítico se presentaron al concurso.
El Filósofo Analítico se presento primero. Un pedazo fresco
de carne se le sirvió en una gran mesa y él se acercó. Vestía una camisa y unos
pantalones de algodón. El Filósofo Analítico acostó su maletín de cuero en una
esquina de la mesa y la abrió, revelando un grandioso kit de bisturís recién afilados.
Seleccionó cuidadosamente un bisturí y se dirigió a un lado de la carne. Después
de inspeccionarlo minuciosamente, alzó su mano e hizo el primer corte, un corte
preciso en una línea perfectamente recta. Trabajando firmemente, pero con
cuidado, procedió a hacer cortes horizontal y verticalmente hasta haber cortado
todo el pedazo de carne, un trabajo que le llevó gran parte de una hora. Cuando
hubo terminado, dio un paso atrás, limpió el bisturí en un pedazo de papel y lo
guardó en el maletín. Con una reverencia al juez dio un paso atrás.
La carnicería siguió después. Su pedazo de carne fue colocado
en la mesa próxima a la mesa del Filósofo Analítico. Vestía overoles y un
mandil de carnicero en el que se veían las manchas de sangre de su trabajo. Sacó
su cuchilla de carnicero y su sierra y se puso a trabajar en el pedazo de carne
sin gastar ni un segundo. Pedazos de grasa y cartílago volaron y algunos
terminaron en su mandil e incluso en su cabello, el cual tenía cubierto por una
red. Cuando termino, bajó su sierra, hizo una
reverencia al juez y dio un paso atrás.
El juez examinó cada mesa no más de un segundo y sin
suscitar, le entregó el premio a la carnicera. El Filósofo Analítico estaba
estupefacto.
—Pero no hay comparación entre los resultados de las dos
mesas. La mesa de la carnicera está en ruinas, un montón de pedazos de carne
con grasa y pedazos de hueso y gotas de sangre por todo el lugar. Mi mesa está prístina,
una muestra de cubos de carne cortados perfectamente, todos con sus lados
iguales y exactamente del mismo tamaño. ¿Por qué le concederías el premio a la
carnicera?
El juez explicó:
—La carnicera ha convertido su pedazo de carne en una colección
útil de bistecs de solomillo, filetes T-bone, asados de carne y un pequeño montón
de restos de carne listos para ser carne molida. Ella claramente sabía dónde
estaban las articulaciones y dónde utilizar la sierra. Tú, por el otro lado,
has reducido un perfecto pedazo de carne en un estofado.
Moral: Cuando cortes un pedazo de carne, es mejor conocer
algo sobre lo que hay debajo de la superficie.”
En este
fragmento, Robert Paul Wolff presenta una fantástica parábola sobre un filósofo
analítico y una carnicera, demostrando la importancia del conocimiento en el estudio
de la filosofía y, en especial, de la crítica.
Platón ya había comentado previamente
sobre la importancia de un método. En “Fedro”, Platón plantea dos términos en la
dialéctica, synagogé y diaíresis. Sobre esta última escribe:
“hay
que poder dividir las ideas siguiendo sus naturales articulaciones, y no ponerse
a quebrantar ninguno de sus miembros, a manera de un mal carnicero.”
El
mensaje es claro: en el proceder en la filosofía, es importante primero tener
un conocimiento base. Lo que diferencia a la carnicera y al Filósofo Analítico
es que ella logra identificar cada cartílago y hueso de la carne. Teniendo un conocimiento
base, al cortar la carne no desperdicia nada de lo que se le presenta. Al final, tiene una variedad de piezas con gran
utilidad. En comparación con la carnicera, el Filósofo Analítico procede sin
conocimiento alguno, dejando pedazos de carne cortados con una precisión perfecta,
pero sin uso alguno.
Al
estudiar la filosofía, especialmente los textos de grandes filósofos, es
importante tener una base sólida sobre la cual partir. Al tener un pilar sólido,
podremos realizar cortes en la filosofía en los lugares adecuados, dejando
críticas esparcidas pero aferrándonos a sus ideas (esto es, no desperdiciándolas). Así, tendremos de resultado no solo un argumento firme, sino una serie de ideas que nos serán de utilidad en la crítica de los textos filosóficos.
Referencia:
Wolff, R.
(2015). The parable of the Butcher and
the Analytic Philosopher. 5 de abril de 2018, de Blogspot, Sitio
web: http://robertpaulwolff.blogspot.com/2015/03/the-parable-of-butcher-and-analytic.html
Interesante... aunque injusto, me temo, para el pobre filósofo analítico... Sería más atinada la referencia a un filósofo cartesiano o a un matemático... pienso.
ResponderEliminarSaludos